Cinco respuestas que puede dar el Sur para enfrentar la crisis desatada por el Norte

Eric Toussaint

 

 

es-america_200-2La crisis , nacida en los países del Norte, Estados Unidos y Europa, no es sólo financiera sino también económica, es decir que afecta directamente la economía real, la producción. Hay una crisis en el sector de la construcción en Estados Unidos, España, Gran Bretaña e Irlanda y se extenderá a otros países. Muchos puestos de trabajo en este sector peligran, en particular los que ocupan inmigrantes, especialmente latinoamericanos (ecuatorianos, bolivianos, etc.) en Estados Unidos o en España. Las pérdidas de empleos serán numerosas en este sector, por lo que bajarán las remesas de los emigrantes a sus países de origen, y sus familias se verán muy afectadas.  

 

 

Si bien esta crisis económica estalló en el Norte, sus efectos se harán sentir en el Sur. Las industrias del Norte tendrán que reducir la producción al disminuir el consumo, y esta caída de la producción provocará una menor demanda de petróleo, gas y materias primas (minerales).

 

Acabará la cadena con una caída del precio de los productos primarios —cosa que ya está pasando desde mediados de septiembre de 2008—. Desgraciadamente, esta reducción de precios hará bajar los ingresos de los países en desarrollo.

 

La crisis alimentaria mundial tiene también su origen en el Norte

 

Aparte de esta crisis financiera y económica existe también una crisis alimentaria, que afecta directamente a los pueblos del Sur, en donde los precios de los alimentos han aumentado un 100%, e incluso un 300%, en el caso del arroz. Pues bien, un 80% de la población de muchos países del Sur, y me refiero, en particular, a los más pobres, especialmente en el África sahariana, dedican un 95% de sus ingresos a la compra de alimentos. Esta gente ya no puede comer lo necesario. Por lo tanto, hay un fuerte aumento del número de personas que pasan hambre; decenas de millones de personas incrementan el ejército de hambrientos. Antes de que estallara la crisis, había ya 820 millones de personas con hambre en el planeta. Pero además están las personas subalimentadas. Con esta crisis, la población que está en una situación de inseguridad alimentaria aumentó en más de 140 millones de personas.

 

¿Cuál es la causa de esta crisis alimentaria ?

 

Una vez más , el origen está en el Norte. Los industriales de los agronegocios del Norte convencieron a los gobiernos de Washington, de la Unión Europea y de otros Estados europeos de que subvencionaran la producción de agrocombustibles a partir de maíz, trigo, colza, soja o remolacha. Por consiguiente, un gran volumen de productos alimentarios se desvía a la producción de agrocombustibles, causando una caída significativa de la oferta de cereales y otros alimentos en el mercado con el consiguiente enorme aumento de los precios.

 

Además, este aumento de precios se reforzó porque, de nuevo, en el Norte grandes inversores institucionales (bancos, compañías de seguros, fondos de pensión) comenzaron a especular en un sector de los mercados financieros donde antes no eran activos: el denominado “mercado a plazo de los cereales” así como los respectivos de petróleo y gas. Es importante recordar que hay tres Bolsas en el mundo que fijan los precios de los alimentos (en particular de los cereales) en los mercados a plazo. Son las Bolsas de Chicago, de Kansas City y de Minneapolis. Los precios a plazo de los cereales contratados en Estados Unidos en estas Bolsas se reflejan en todo el mundo y no solamente sobre el precio a plazo y sino también sobre el precio actual, el precio al contado. En resumen, la producción de agrocombustibles, por una parte, y por otra, la especulación en el mercado a plazo de los alimentos causaron la crisis alimentaria que padecemos. 1

 

No olvidar la crisis climática cuyos efectos son muy graves

 

La cuarta crisis, es la climática. Se podría tender a olvidarla estas últimas semanas debido a que la crisis financiera está en el centro de interés en el Norte y que la crisis alimentaria atenaza en el Sur el estómago de decenas de millones de personas y moviliza las energías de centenares de millones de otros cada día. En la medida en que no hubo catástrofes ambientales impresionantes en los últimos meses, dejó de hablarse del cambio climático. Pero el cambio climático está presente y tiene efectos inevitables a lo largo del tiempo. No se los percibe necesariamente como desastrosos y rápidos pero allí están. La subida del nivel medio de los océanos afectará a la población de toda la cuenca de un país como Bangladesh, donde viven 150 millones de personas. Más de la mitad de la población de este país vive a nivel del mar o un poco por debajo porque hay diques de protección. En los 10 años venideros, los efectos serán terribles. Cité Bangladesh, pero podría haber citado otras regiones del Sur.

 

Aquí también, el origen de esta crisis está al Norte: la culpa es del modelo de desarrollo productivista capitalista. Por supuesto, este modelo también existe en el Sur, pero el Norte ha producido una cantidad fenomenal de contaminación atmosférica desde el principio de la revolución industrial. La gente oye que se habla de liberación de gases de efecto invernadero y en consecuencia piensa en la emisión actual, pero hay recordar que los gases de efecto invernadero, que resultan de las actividades industriales, se concentran en la atmósfera desde hace dos siglos.

 

Es decir, es la concentración desde ese momento la que pesa más, no los gases liberados de hoy (que por supuesto es necesario reducir). Pues bien, aunque China emite cada vez más gases de efecto invernadero, sería un error decir que son los Chinos o los Indios con su desarrollo son tan responsables como Estados Unidos o Europa del cambio climático, ya que aplican el modelo de desarrollo productivista. Los responsables son los países que fueron la cuna de la revolución industrial, que con el método de consumo lunático acarreó, por ejemplo, los coches individuales y el despilfarro de combustibles fósiles.

 

Si el Norte es el lugar geográfico de origen de las cuatro crisis, el sistema capitalista es la causa fundamental

 

En resumen, se tienen cuatro crisis: financiera, económica, alimentaria y climática, que afectan a todo el planeta pero cuyo origen se sitúa en los países del Norte. Después de haber comprendido esto, no es necesario dar más vueltas, ya que no sólo son estas crisis lo que tienen en común el Sur y el Norte, también comparten un régimen económico, el sistema capitalista que domina la totalidad del planeta. Hasta hace unos treinta años se hablaba de un campo socialista o comunista, pero desde entonces, el bloque soviético —Rusia, los países de Asia Central, los de Europa del Este— volvieron a integrar, junto con China y Vietnam, el sistema capitalista. Las cuatro crisis que acabo de analizar esquemáticamente, deben considerarse directamente como efectos del sistema capitalista mundializado (sistema que se originó también, históricamente, en el Norte).

 

Cuando l as cosas van mal en los países del Norte, su repercusión es negativa en los países del Sur

 

Por supuesto, el capitalismo más pujante es todavía el de los países más industrializados del Norte. Las economías de Estados Unidos, Europa y Japón representan un 60% de la economía mundial, mientras que en estos países vive solamente el 15% de la población mundial, y tienen una superficie bastante reducida en la escala planetaria. Sin embargo, cuando las cosas van mal en los países del Norte, eso se refleja en los países del Sur.

 

¿El Sur pagará indefectible los platos rotos de esta crisis?

 

En realidad , ya está pagando algunos, pero ¿esto se amplificará necesariamente o se presenta una oportunidad para protegerse? He aquí un punto importante de mi exposición: el Sur debe y puede perfectamente protegerse de algunos de los efectos de estas crisis, aunque no sea de todos. Con relación a la crisis financiera, es necesario que los países del Sur tomen medidas contra la libertad de movimiento de capitales y, en particular, contra la fuga de capitales hacia el Norte. Los países del Norte tienen una enorme necesidad de liquidez y las empresas del Norte repatrían un importante volumen de capitales hacia sus países para sanear las cuentas de los bancos, de las compañías de seguros. Para hacer frente a esta fuga, los países del Sur deben bloquear estos flujos e instaurar, como hace Venezuela desde 2003, un estricto control sobre los movimientos de capitales y sobre las operaciones de cambio de sus monedas. Esto también protegería sus monedas y evitaría que sean víctimas de ataques especulativos.

Los países del Sur no deben seguir el ejemplo de los gobiernos de los países europeos y de EE.UU., o sea, inyectar enormes cantidades de dinero público para salvar los bancos privados sin tomar su control, haciendo regalos a los banqueros corruptos, a los banqueros ladrones. ¡Los países del Sur deben hacer otra cosa!

 

1.-Instaurar un control público sobre el sector bancario privado (es decir, estatizarlo, nacionalizarlo) y negarse a poner dinero para salvar banqueros privados. Poner dinero para proteger el ahorro, esto es lo que tendrían que haber hecho los países del Norte, y por otro lado recuperar el coste de la protección del ahorro y del sistema bancario descontando una suma equivalente del patrimonio de los grandes accionistas y administradores de bancos. Obviamente, con los grandes accionistas no es necesario limitarse a tomar lo que dejaron en sus bancos, ya que, en general, vaciaron las cajas antes de llamar al Estado en su ayuda. Es necesario entonces establecer un catastro de las fortunas de los grandes accionistas en todos los sectores de la economía y recuperar el coste generado para salvar el sistema bancario.

 

2.-Es necesario también dotarse de un banco del Sur para depositar las reservas de cambio y financiar el desarrollo humano de los países del Sur sin tener que seguir pidiendo préstamos a los mercados financieros del Norte, sin tener que pedir un solo dólar más al Banco Mundial y al FMI o a otras instituciones financieras completamente controladas por los países del Norte. Un banco del Sur podría financiar reformas que no interesen al capital privado, como, por ejemplo, una reforma agraria o la aplicación de una política de soberanía alimentaria. Se podría también utilizar dinero público para o renovar profundamente el hábitat existente, o para construir un nuevo hábitat adaptado a las condiciones de vida de las poblaciones interesadas. Eso crearía mucho empleo y mejoraría la calidad de vida. Se trataría de financiar proyectos que valen realmente la pena: por ejemplo, entre otros, el establecimiento de una industria farmacéutica de medicamentos genéricos.

 

3.-Es necesario realizar la auditoría de la deuda pública, tanto la interna como la externa, y declarar soberanamente la nulidad de las deudas ilegítimas suspendiendo su pago. Es el momento propicio para constituir un frente de los países del Sur para no pagar la deuda. Es también necesario abandonar el Banco Mundial y el FMI.

 

4.-Habría muchas cosas que añadir a lo dicho, como la necesidad y la posibilidad de crear un conjunto de intercambio y trueque “Sur-Sur”, entre los países del Sur. Se puede tomar como un ejemplo posible África Occidental. Países como Malí, Níger y Burkina no tienen acceso al mar, ni petróleo, pero producen algodón, además de oro (Malí) y uranio (Níger). Nigeria, que tiene acceso al mar produce petróleo y exporta todo su crudo a Estados Unidos o Europa, que a su vez reexportan derivados refinados a Nigeria, Malí, Burkina y Níger. Obviamente, sería mucho más atinado hacer intercambios entre Nigeria, que refinaría y transformaría su propio petróleo en distintos derivados y Malí, Burkina y Níger, que podrían desarrollar una industria textil para transformar su algodón. Se intercambiarían entonces productos nigerianos derivados del petróleo por productos textiles de esa parte de África Occidental, sin pasar por el mercado mundial. Es absolutamente razonable. Lo que hace falta es la voluntad política.

 

5.-Es necesario que los dirigentes del Sur , bajo la presión popular, rompan con el modelo neoliberal y rompan con el esquema capitalista, pero, y este es el quid de la cuestión, en general, estos dirigentes están muy satisfechos de vivir en el sistema capitalista y de aceptar las recomendaciones de Washington y Bruselas, del Banco Mundial y del FMI. Es necesario que los pueblos se organicen, se saquen de encima si necesario estos dirigentes, y los sustituyan por mandatarios, democráticamente elegidos, que se comprometan a aplicar un modelo de desarrollo adaptado a las necesidades de la población local. Que utilicen las debilidades de los países y de las instituciones del Norte, empantanados en la crisis que ya sabemos, para reforzar la fuerza de los pueblos del Sur.

 

Tomado de Rebelión

 

 

 

Bolivia: Los expertos en petróleo

Antonio Peredo Leique

 

 

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Alrededor de 9 millones de personas, en esta nuestra Bolivia de sabores y sinsabores, nos hemos convertido, poco menos que en expertos petroleros. Hablamos de barriles de petróleo, de trillones de pies cúbicos de gas, de importación de diesel, exportación de carburantes. Por supuesto que pocos saben de lo que están hablando, pero ¿quién nos convence de nuestra ignorancia?.

 

No es éste el tema que pretendo tratar aquí. Más bien se trata de una corriente de opinión que ha hecho carne incluso en gente bien intencionada. ¡Cómo es posible que esté, en la presidencia de YPFB, un abogado cuyo otro título es de maestro normalista! Esta es la razón, según esos criterios, para que se produzca la escasez de combustible. Peor aún: faltando un mes para cerrar la gestión, sólo ha cumplido algo más del 40% del presupuesto. A ese señor tan ineficiente, siguen diciendo, ¿le van a dar 1.200 millones de dólares el año siguiente? 

  

Esto tiene que acabar. Hay que poner expertos a dirigir la empresa nacional más importante del país. La empresa que es, hoy por hoy, el pan nuestro de cada día. Naturalmente que, los expertos, están deseosos de contribuir al desarrollo del país, más aún cuando se aprobó, por ley, que los profesionales que trabajen en YPFB podrán ganar más que el presidente de la república. ¡El patriotismo no es gratis, señoras y señores!

 

La madre del cordero

 

La entrega de la propiedad de los hidrocarburos a las transnacionales, dispuesta por Goni, refrendada por Banzer y festinada por Tuto, sólo podía ser anulada por una decisión firme, sin concesiones. Esto ocurrió el 1 de mayo de 2006, cien días después de la toma de mando por el presidente Evo Morales. Un año antes, cuando tenía que hacerse, los dos mandatarios que se sucedieron no pudieron o no quisieron cumplir la ley.

 

Recordemos que, la nueva Ley de Hidrocarburos, aprobada por el Congreso Nacional pese a la cerrada oposición del gobierno encabezado por Carlos Mesa, daba un plazo de seis meses, a las empresas petroleras, para adecuarse a la nueva disposición. Mesa, quien se negó a promulgar la ley, tampoco la puso en ejecución. Lo mismo hizo su sucesor Rodríguez Veltzé.

 

Las empresas, por supuesto, se encargaron de hacer una amplia campaña, ayudadas por los grandes medios de comunicación, amenazando con retirarse si alguien se atrevía a modificar sus contratos. Crearon una atmósfera de temor e incertidumbre que incentivaron los gobiernos, con su reticencia a cumplir la ley. De ese modo pasaron los seis meses y, como nada ocurrió, las petroleras creyeron que habían ganado la partida.

 

Las consecuencias de esa situación fueron desastrosas para el país. Las inversiones que debían hacerse entonces, quedaron en suspenso durante todo aquel 2005 y prácticamente todo el 2006. Porque, el 1 de mayo, hubo que dar un nuevo plazo de 180 días y sólo en los últimos días de octubre se firmaron los nuevos contratos. Es decir, durante dos años, si es que no mucho más, suspendieron las inversiones en la exploración y ni siquiera el mejoramiento de la explotación, transporte y comercialización. De la industrialización, ni hablar.

 

¿Cómo es que no invirtieron en un negocio que les daba suficiente rentabilidad? Pues, si terminaron adecuando sus contratos a la nueva Ley de Hidrocarburos, es porque siguen teniendo ganancias. Nunca olvidemos que, en todo negocio, un factor determinante es la influencia política que tiene esa producción o transacción; quienes dicen que una cosa es la economía y otra la política, están mintiendo o se mienten a sí mismos.

 

Lo que las transnacionales hicieron, al suspender sus inversiones, fue una presión política. Como no tuvieron éxito, prefirieron firmar los nuevos contratos, evitando así pagar las indemnizaciones que debían por incumplimiento de deberes.

 

Tampoco se invierte ahora

 

A poco menos de tres años de administración, el gobierno de Evo Morales no ha hecho ninguna inversión significativa en hidrocarburos; las empresas que prestan servicios, tampoco lo han hecho. La situación se agrava, pues se presenta una escasez de carburantes que, a corto plazo, no parece tener solución. Se está acudiendo a la importación. Además, hemos reducido en volúmenes considerables la venta de gas a la Argentina. Esto, por supuesto, repercute en la economía interna. Prefecturas, municipios y universidades protestan por la reducción de su participación en el IDH.

 

Ocurre que, al no haberse invertido hace tres o cuatro años antes, no puede esperarse una producción sostenida de petróleo y gas. Peor aún, esperar que se descubran nuevos pozos y aumente el volumen de explotación.

 

Y el hecho de que no se haya invertido en este gobierno, tiene el mismo origen. Cuando se aprobó la ley de hidrocarburos, la distribución de fondos que aprobaron los parlamentarios de la coalición MNR-MIR-NFR-ADN, tuvo el propósito básico de impedir el fortalecimiento de YPFB. Ha debido trabajarse, en estos años, en la recuperación de los planes iniciales que, en el caso concreto de la empresa fiscal del petróleo, suponen inversiones de primera importancia. Aún ahora, cuando se anuncia que el Banco Central otorgará un crédito de mil millones de dólares a YPFB, la derecha reaccionó en forma violenta y hasta intentará ilegalizar esa operación.

 

Los técnicos neoliberales

 

¿Quiénes son los principales opositores a la política del gobierno con respecto a los hidrocarburos? Los técnicos, los profesionales con experiencia que se formaron en la empresa estatal y reclaman ahora que les den su dirección. ¿Qué harían?, ¿volverían a llevar a la empresa a su desintegración, como lo hicieron para capitalizarla? Recordemos que, esos técnicos y profesionales emigraron a las transnacionales o se fueron a Estados Unidos o los países árabes. De ninguno de ellos podemos esperar que le den una orientación progresista y democrática a la nueva empresa que se está organizando ahora.

 

De otra parte, no es honesto decir que se trata de un tema técnico que nada tiene que ver con la política. Mienten cuando sostienen que no importa cuál sea el gobierno, la explotación de hidrocarburos se hace de una sola forma. Y quienes, desde la propuesta de cambio, llegan a la misma conclusión, están engañados.

 

Sería ideal tener técnicos y profesionales con muchos años de experiencia y con un compromiso real con la política de cambio. Si no se encuentran, ¿cerramos YPFB? o ¿les entregamos el paquete a nuestros enemigos? Personalmente los conocemos. Si tienen la posibilidad de retroceder en el tiempo, se opondrían a la ley de hidrocarburos. No lo hacen ahora, por los beneficios que reciben las regiones y los distritos. Pero, tengan la seguridad que encontrarían ventajas que darles a las transnacionales.

 

No son ellos quienes contribuirían al desarrollo de la explotación y la industrialización de los hidrocarburos. Somos nosotros, aprendiendo las técnicas más modernas, para llevar adelante el programa de cambio.

 

Por eso, las condenas a quienes dirigen ahora el tema hidrocarburífero son un arma más de la oposición más intransigente a la revolución democrática.

 

Tomado de: CubaDebate 

 

 

 

Cuba-Usa-América Latina : Desatinos y oportunidades

Jorge Gómez Barata

 

 

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El añejo interés norteamericano por Cuba, es de naturaleza geopolítica y se relaciona con la expansión territorial de los Estados Unidos que llevó al país de los 13 estados originales con algo más de 2 millones de Km.² a los 50 actuales.

 

La interrogante del momento no es si Barack Obama modificará la política norteamericana hacía América Latina, sino a qué ritmo lo hará y cuales serán los perfiles. No hay opción: Estados Unidos cambia respecto a América Latina o América Latina cambia respecto a Estados Unidos.

 

En esa ecuación donde, desde una óptica pragmática, los pasos deberían ser previsibles, Cuba es el fiel de la balanza; no porque sea un país importante, peligroso o de un significado geopolítico singular, sino porque es como una pauta, una asignatura pendiente y un asunto que el tiempo, la ineptitud  y la mala fe han convertido en lastre.

 

A lo largo de cincuenta años, para diez presidentes: Eisenhower, JFK, Jhonson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush, Clinton y Bush, seis del partido Republicano y cuatro del Demócrata que, con sus respectivas reelecciones llegan a 15 administraciones, la Isla fue una suma de oportunidades perdidas, convertida ahora en una especie de marcador.

 

Aquello que la administración de Obama haga o eluda respecto a Cuba será un indicador no sólo de dirección sino de voluntad política.

 

En el mismo período histórico en que se empecinó en una política de hostilidad y sin resultados positivos hacía Cuba, Estados Unidos suprimió la segregación racial, libró la guerra en Vietnam y disfrutó de la paz en Indochina, se entendió con China, acordó con la Unión Soviética tratados para limitar los arsenales nucleares, vio surgir la perestroika y se aprovechó de ella para precipitar la desaparición del único adversario capaz de confrontarlo en el terreno militar, invadió dos veces a Irak y se enfrascó en la guerra contra el terrorismo. Resolver el diferendo con Cuba hubiera sido tan edificante como cualquiera otro problema internacional y tal vez más sencillo.

 

No ocurrió así por una conjunción de factores históricos y coyunturales. A diferencia de lo que muchos creen, el diferendo entre Cuba y Estados Unidos no se originó con la Revolución, sino que data del siglo XVIII y, por aludir a una confrontación entre la Nación cubana y el imperialismo norteamericano, desde el punto de vista de de Cuba, es de carácter nacional.

 

El añejo interés norteamericano por Cuba, es de naturaleza geopolítica y se relaciona con la expansión territorial de los Estados Unidos que llevó al país de los 13 estados originales con algo más de 2 millones de Km.² a los 50 actuales con más de 9 millones de Km.² De modo reiterado los patriotas cubanos del siglo XIX, especialmente José Martí, advirtieron de los peligros que para la independencia de Cuba representaban tales pretensiones.

 

Las peores aprensiones se justificaron cuando en 1898, luego de derrotar a España, Estados Unidos ocupó militarmente a Cuba y mediante la Enmienda Platt, un apéndice constitucional aprobado en el Congreso norteamericano e impuesto a los patriotas cubanos, convirtió a la Isla en un protectorado.

 

Cuando aquellos desmanes imperiales ocurrían, faltaban 28 años para que naciera Fidel Castro que, en 1934 cuando la humillante cláusula fue abolida, contaba con ocho años. Obviamente ni Fidel ni la Revolución, sino Estados Unidos son responsables por el origen de un conflicto que ha sesgado la historia de Cuba.

 

A menos de 150 Km. de los Estados Unidos, convertida en una factoría norteamericana, base de una poderosa industria azucarera capaz de abastecer el mercado norteamericano, incluso durante las épocas de gran demanda fueron las guerras mundiales, la Isla cuya posición estratégica se revaluó con la II Guerra Mundial y la Guerra Fría, se convirtió en una virtual propiedad norteamericana. Se cuenta que entonces y todavía muchos norteamericanos creen que Cuba era parte de Estados Unidos y perciben a Fidel Castro como a un separatista.

 

A la sombra de la dependencia política y de la masiva penetración del capital norteamericano se desarrolló una oligarquía criolla ligada a la producción azucarera, el tabaco y la ganadería, una burguesía nativa y una amplia clase media formada por individuos dedicados a profesiones liberales, que en conjunto, constituyeron las elites de poder de orientación esencialmente pronorteamericana.

 

No obstante, de entre aquellas élites surgieron sectores intelectuales, lideres obreros y figuras políticas que desde diferentes ópticas y grados de radicalismo, se sumaron a las vanguardias, participaron en las luchas por la independencia nacional, se orientaron al antiimperialismo, fomentaron corrientes nacionalistas y socialistas, participaron en las luchas políticas y se sumaron a las fuerzas que lideradas por Fidel Castro libraron la guerra revolucionaria que en 1959 condujo al fin de la tiranía de Batista y al inicio de una nueva etapa en la historia de Cuba.

 

La determinación con que la Revolución reivindicó la soberanía nacional, abordó el rescate de las riquezas nacionales y emprendió profundas transformaciones estructurales y medidas de beneficio popular, en primer lugar la reforma agraria y la nacionalización de algunas industrias y servicios públicos, enconó el añejo conflicto que provocó una agresiva reacción del imperialismo norteamericano.

 

En aquel momento el diferendo entre Cuba y Estados Unidos iniciado mucho tiempo antes y por razones que nada tienen que ver con la revolución, el socialismo ni la Guerra Fría, entró en una nueva etapa y asumió una nueva dimensión. De ello les contaré, para comprender mejor el alcance de la tarea planteada ante una administración que ha dicho estar comprometida con el cambio y a la que sólo le resta probarlo. ¡Casi nada!

 

Barrigaverde.net

Autor de caricatura: Bob Row – http://gloriamundo.blogspot.com/