El 17 de diciembre ya se convirtió en una fecha histórica por la magnitud de la movilización. Es una fuerte señal enviada al Gobierno de Macron, en vísperas de negociaciones bilaterales con los sindicatos, y cuando la opinión pública sigue siendo en gran medida favorable al movimiento. Parece ser el momento de radicalizar el movimiento y rechazar todas las negociaciones, para poner fin definitivamente al proyecto de reforma jubilatoria y a la política del Gobierno de Macron.
La Izquierda Diario
La reforma jubilatoria del Gobierno anunciada oficialmente por le primer ministro Edouard Philippe la semana pasada no hizo más que tirar nafta sobre el fuego. Mientras que la huelga de transporte ya lleva 13 días, al menos 1.800.000 personas se movilizaron este martes en todo el país, según la CGT.
Al menos 615.000 manifestantes en toda Francia, según el ministerio del interior, y 1.800.000 según la CGT, de los cuales 350.000 marcharon en París. Más allá de la diferencia entre ambas cifras, se trata de números que muestran una lucha que está lejos de ceder. Por el contrario, el anuncio formal de la reforma jubilatoria que la semana pasada hizo público el primer ministro de Macron, Edouard Philippe, no hizo más que tirar más nafta al fuego.
Al día siguiente del anuncio hubo piquetes en los principales puertos del país como no había ocurrido desde que comenzaron las manifestaciones y la huelga del transporte. Era la confirmación de que el texto de la reforma, que implicaba sencillamente trabajar más años para cobrar menos, había enfurecido a gran parte de la población, a pesar del rol de las direcciones sindicales que siguen apostando a mantener una mesa de diálogo con el Gobierno. Incluso la CFDT, la central sindical más antigua de Francia y la más conciliadora, que apoyaba la reforma de Macron y se negaba a movilizar a su base, tuvo que reconocer que el Gobierno había «cruzado una linea roja» al elevar la edad jubilatoria de 62 a 64 años para poder gozar de una pensión plena.
Es por eso que desde la semana pasado comenzó a tomar nuevo impulso la marcha de este 17 de diciembre. Y la contundencia de las movilizaciones de este martes en muchas ciudades pequeñas y medianas, además de las grandes, muestran que el movimiento está lejos de acabar.
Durante la mañana del martes se vieron piquetes en varias de las terminales de la RATP (transporte metropolitano de París que incluye metro, ómnibus y tranvía) que fueron reprimidos por la Policía, lo que no impidió que los trabajadores se mantengan en ellos y que luego marchen hacia el centro de la ciudad. Algo similar ocurrió con los ferroviarios que junto a los trabajadores del RATP se encuentran en huelga indeterminada desde hace 13 días.
Ferroviarios y trabajadores del transporte marcharon juntos por primera vez en una sola columna unificada, sin distinguir a sectores sindicalizados de los que no lo son, y también organizaron una seguridad común. Fue una imagen como no se vio en estos 13 días de huelga y que expresa la fuerza que existe para tirar efectivamente abajo la reforma de Macron. Es por esto que los manifestantes presentes en París saludaban y ovacionaban a la columna de trabajadores a su paso.
Más temprano los ferroviarios reunidos en la Gare du Nord (estación del Norte) de París habían votado por unanimidad extender la huelga.
El cuadro de manifestante se completó con docentes, que también se mantienen en huelga, trabajadores de la salud, de la Ópera, abogados, estudiantes, bomberos y chalecos amarillos.
También cumplen un rol destacado los trabajadores de las refinerías que se encuentran en huelga indeterminada en 5 de las 8 que existen en el país y están poniendo a Francia al borde de la escasez de combustible.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno para que se levante la huelga antes de navidad, a los que algunos sindicatos mostraron intención de ceder, los manifestantes expresaron en cantos y banderas que el sentimiento en amplios sectores es que no habrá tregua de navidad.
Marsella, Burdeos y Lyon tuvieron grandes movilizaciones
Como era de esperar, dada la dinámica de movilización en refinerías y puertos en los últimos días, Marsella ha tenido este martes una de las movilizaciones histórica con 200.000 personas en las calles de la ciudad. Un número más grande aún que en las marchas del 5 de diciembre cuando habían salido unas 150.000.
Una situación similar se vivió en Toulouse donde 120.000 personas marcharon este martes contra unas 100.000 que lo habían hecho el 5.
En Burdeos, 50.000 personas habían marchado el 5 de diciembre, y esa ya era una cifra muy importante. Este martes sin embargo se movilizaron 70.000 personas, a pesar de la represión y el intento de la Policía por frenar la marcha que era encabezada por los trabajadores ferroviarios.
También es el caso de Nantes, donde los manifestantes pasaron de ser 25.000 el 5 de diciembre a casi 40.000 este martes. Las cifras son similares en Lyon, con 40.000 manifestantes este 17, contra 35.000 el 5 de diciembre.
Si bien este aumento se ve claramente en las grandes ciudades, la situación en similar en otros lugares de Francia.
En Le Havre, a pesar de la lluvia, la movilización fue masiva. Con los trabajadores portuarios a la cabeza unas 35.000 personas marcharon, de acuerdo a la CGT, un número mayor al del 5 de diciembre.
Los números también fueron importantes en ciudades medianas: 25.000 en Clermont Ferrand y Montpellier, 20.000 en Perpignan y Caen, 18.000 en Rennes, 16.000 en Limoges, 14.000 en Aviñón, 10.000 en Bayona e incluso 7.500 manifestantes en Mulhouse, algo no visto desde 2010.
Los trabajadores de los ferrocarriles, el transporte metropolitano de París y los docentes son los que nutren la mayoría de estas movilizaciones, pero son acompañados por otros sectores como los trabajadores de refinerías y portuarios, o por estudiantes y chalecos amarillos. Los bomberos, por ejemplo, fueron extremadamente numerosos en las marchas, al igual que los trabajadores de hospitales, cuyo calendario de movilización coincidió con esta fecha del 17 de diciembre. Los abogados también tienen columnas importantes, especialmente en las provincias.
Este 17 de diciembre ya se convirtió en una fecha histórica por la magnitud de la movilización. Es una fuerte señal enviada al Gobierno de Macron, en vísperas de negociaciones bilaterales con los sindicatos, y cuando la opinión pública sigue siendo en gran medida favorable al movimiento. Parece ser el momento de radicalizar el movimiento y rechazar todas las negociaciones, para poner fin definitivamente al proyecto de reforma jubilatoria y a la política del Gobierno de Macron.
Fuente original: https://www.laizquierdadiario.com/
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