Cuando EEUU amenaza con la cárcel y la muerte a los que muestran la verdad

Pascual Serrano

El Diario

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Los eternos condenados de Guantánamo

 

No sé si somos conscientes de la persecución a la que están sometidas algunas personas en Estados Unidos en lo que está siendo la mayor represión a la libertad de información en ese país. Si cualquier otra nación estuviese planteando cadena perpetua o pena de muerte para personas como Bradley Manning, Julian Assange, Jeremy Hammond o Edward Snowden no dudaríamos en condenarlo y no incluir a ese país entre los estados democráticos.

Sin embargo, Estados Unidos se lo puede permitir. Algunos países europeos y sus instituciones han expresado su preocupación por los contenidos difundidos pero no han condenado la criminalización y persecución de las personas que han ayudado a descubrir la verdad.

Bradley Manning está acusado de crímenes por enviar cientos de miles de archivos clasificados, documentos y vídeos a Wikileaks. El vídeo Asesinato Colateral muestra un helicóptero de ataque Apache estadounidense matando a 12 civiles e hiriendo a dos niños en Bagdad en 2007. A continuación, el helicóptero dispara y mata a la gente que trataba de rescatar a los heridos. Por último, un tanque de EEUU pasa por encima de uno de los cadáveres, cercenándolo por la mitad. Estos actos constituyen, por separado, tres crímenes de guerra. En opinión de la expresidenta de la Asociación Nacional de Abogados y subsecretaria general de la Asociación Internacional de Juristas Demócratas, Marjorie Cohn, Manning cumplió con su obligación legal de denunciar crímenes de guerra. No sólo cumplió su deber legal de obedecer las órdenes legítimas, sino también el de desobedecer órdenes ilegales. Cohn ha recordado las legislaciones que así lo establecen: Seguir leyendo «Cuando EEUU amenaza con la cárcel y la muerte a los que muestran la verdad»

Brasil: Golpe de timón… a la derecha

Juan Luis Berterretche

Rebelión

 Brasil - orden_y_progreso

Desde 2012 hay una tendencia a girar a la derecha del régimen “petista” conducido por Dilma Rousseff que se expresa en la mayoría de las trascendentes decisiones sociales, políticas y económicas que toma el gobierno. Y este golpe de timón, se ha consolidado en el primer semestre de 2013.

Índices alarmantes en la economía

El proyecto productivo retrógrado de una economía cada vez más sustentada en la producción, extracción y exportación de materias primas sin valor agregado, se fue intensificando en los dos gobiernos de Lula priorizando la agroindustria de monocultivos para el especulador mercado mundial de commodities, incentivando la extracción petrolera y haciendo intensiva la explotación en grandes yacimientos de minerales a cielo abierto. En el plano del mercado interno, sus medidas favorables a las ventas financiadas masivas de casas, automóviles, y toda clase de electrodomésticos ha creado una burbuja del crédito con perspectivas insospechadas, en medio de un deterioro de las finanzas públicas. Estas orientaciones están incubando innumerables problemas sociales y ambientales. Y ahora también son la principal causa de que las cuentas externas de Brasil comiencen a presentar síntomas negativos alarmantes, en el marco de la continuidad de la crisis económico-financiera mundial iniciada en 2007-2008.

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Immanuel Wallerstein – La lucha mundial de clases: la geografía de la protesta

Immanuel Wallerstein

La Jornada

 Protesta estudiantil canadiense

Cuando son buenos los tiempos, y la economía-mundo se expande en términos de nueva plusvalía producida, la lucha de clases se acalla. Nunca desaparece, pero en tanto exista un bajo nivel de desempleo y los ingresos reales de los estratos más bajos suban, aunque sólo sea en pequeñas cantidades, los arreglos sociales son la orden del día.  Pero cuando se estanca la economía-mundo y el desempleo real se expande considerablemente, esto significa que el pastel total se encoge. La cuestión entonces resulta ser quién cargará el peso del encogimiento –dentro de cada país y entre países. La lucha de clases se torna aguda y tarde o temprano conduce a un conflicto abierto en las calles. Esto es lo que ha estado ocurriendo en el sistema-mundo desde la década de 1970 y del modo más dramático desde 2007. Hasta ahora, el estrato más alto (el uno por ciento) se ha aferrado a su tajada, de hecho la ha incrementado. Esto necesariamente significa que la tajada del 99 por ciento se ha encogido.

La lucha por las asignaciones gira primordialmente en torno a dos aspectos del presupuesto global: los impuestos (cuánto y para quiénes) y la red de seguridad para el resto de la población (gastos en educación, salud, y garantías para un ingreso de por vida). No hay país en el mundo donde esta lucha no esté ocurriendo. Pero estalla en algunos países con más violencia que en otros –debido a su localización en la economía-mundo, a su demografía interna, y debido a su historia política.

Una aguda lucha de clases hace surgir, para todos, la pregunta de cómo manejarla políticamente. Los grupos en el poder pueden reprimir duramente los disturbios populares, y muchos lo hacen. O, si los disturbios son muy fuertes para los mecanismos represivos, pueden intentar cooptar a los manifestantes fingiendo unirse a ellos y así limitar el cambio real. O hacen ambas cosas: intentan primero la represión y si ésta falla, cooptan a la gente.
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