¿Tiene sentido hablar con lenguaje inclusivo? ¿Afecta nuestra percepción de la realidad?
Cada generación cree que la lengua de sus padres es pura y prístina mientras que la de sus hijos es una versión degenerada de aquella. Pero antes de hablar castellano rioplatense hablábamos otra variante del castellano moderno. Y antes de eso, hablábamos el castellano de Cervantes, y antes de eso las lenguas romances que fermentaron con la disolución del Imperio Romano, y antes de eso latín vulgar y antes del latín vulgar pululaban las lenguas indoeuropeas y antes de eso vaya uno a saber qué. Lo único que podemos saber a ciencia cierta es que la versión más pura, prístina y primigenia de cualquier lengua son unos gruñidos apenas articulados en el fondo de una caverna.
Sol Minoldo, Juan Cruz Balian
El Gato y La Caja
Van dos peces jóvenes nadando juntos y sucede que se encuentran con un pez más viejo que viene en sentido contrario. El pez viejo los saluda con la cabeza y dice: “Buenos días, chicos, ¿cómo está el agua?”. Los dos peces jóvenes nadan un poco más y entonces uno mira al otro y dice: “¿Qué demonios es el agua?”
David Foster Wallace – This is Water
Como el agua, se vuelve parte de la realidad y ni nos damos cuenta que está ahí.
Fragmento
La lengua es maleable y apoyar o rechazar un uso disruptivo, que tiene por objeto reclamar derechos larga e injustamente negados, es una decisión política, no lingüística. Que si se busca un mundo más igualitario, la lengua no es una clave mágica para conseguirlo, pero tampoco se lo puede negar como espacio de disputa. Y que mientras las estadísticas de femicidios crecen y el sueldo promedio de las trabajadoras permanece por debajo del de ellos, conviene no indignarse si alguien mancilla un poquitito las blancas paredes del lenguaje.
(…)
Haber identificado que esas desigualdades tienen su correlato en el modo en el que hablamos es lo que motivó, unas cuantas décadas atrás, que se plantee desde el feminismo y desde algunos ámbitos académicos y oficiales la importancia de revisar el uso del lenguaje sexista. ¿Qué es el lenguaje sexista? Es nombrar ciertos roles y trabajos sólo en masculino; referirse a la persona genérica como ‘el hombre’ o identificar lo ‘masculino’ con la humanidad; usar las formas masculinas para referirse a ellos pero también para referirse a todes, dejando las formas femeninas sólo para ellas; nombrar a las mujeres (cuando se las nombra) siempre en segundo lugar.
Las indeseables consecuencias de esta desigualdad lingüística se traducen en lo que el sociólogo Pierre Bourdieu define como ‘violencia simbólica’, y esto nos sirve para comprender uno de los mecanismos que perpetúan la relación de dominación masculina.
La violencia simbólica tiene que ver con que nos pensemos a nosotres mismes, al mundo y nuestra relación con él, con categorías de pensamiento que, de algún modo, nos son impuestas, y que coinciden con las categorías desde las que le dominader define y enuncia la realidad. Se produce a través de los caminos simbólicos de la comunicación y del conocimiento, y consigue que la dominación sea naturalizada. Su poder reside precisamente en que es ‘invisible’. De nuevo, como el agua, se vuelve parte de la realidad y ni nos damos cuenta que está ahí (…)
IMG Mariana Ruiz Johnson
Texto original tomado de: https://elgatoylacaja.com/
Leer Texto completo: La lengua degenerada