Gabriela Mistral (1889-1957). Poeta, pedagoga y diplomática chilena, premio Nobel de Literatura en 1945. Como educadora, trabajó en distintos poblados del norte y del sur de Chile durante once años; conoció la vida de los indígenas, denunció las injusticias. Dejó Chile al recibir la invitación del gobierno mexicano para trabajar junto a Vasconcelos en la reforma educativa. Viajó por Estados Unidos y Europa; inició su carrera diplomática, fue cónsul de su país durante 20 años en ciudades de Europa y América. Finalmente se estableció en Estados Unidos, en las afueras de Nueva York. De sus libros “Desolación”, “Lagar” y “Tala”, Carmen Alardín hizo una selección de poemas.
Indice
- Nota introductoria
- Interrogaciones
- Desvelada
- Balada
- Ruth
- Vergüenza
- El suplicio
- Los sonetos de la muerte
- El reparto
- Una palabra
- La lluvia lenta
- Otoño
- Me tuviste
- El ruego
- Ausencia
- El dios triste
- La muerte fuerte
- El amor que calla
- Íntima
- La otra
- El vaso
- Volverlo a ver
- La extranjera
- Canción de la sangre
- La fuga
Siempre al hablar de la poesía de Gabriela Mistral acaban por contarnos la vida de la autora, alabando su peculiar magnetismo y las circunstancias dolorosas o gozosas que la rodearon. Pero poco importa a un lector que busca la poesía como obra de arte, separada ya del ser humano que la trajo al mundo, los factores de fracaso o de triunfo que originaron la concepción de dicho poema. La poesía de Gabriela Mistral tiene valores indiscutibles que la rescatan del deterioro del tiempo, pero en las antologías destinadas a estudios secundarios se han presentado los poemas menos representativos, aquellos que abundan en convencionalismos y carecen casi por completo de valores literarios. En esta breve selección he procurado dar una muestra de cada una de sus actitudes básicas, extrayendo poemas de su libro Desolación sobre todo, algunos de Lagar y otros de Tala. Indudablemente la actitud más auténtica en la poesía de Gabriela Mistral, es la de “mediadora”. Fuera de modas y de cambios de estilo lo que un poeta debe ser siempre es precisamente “un mediador”, un mensajero que viaja a las esencias para regresar y cubrir con ellas los objetos hacia la esencia misma, hacia ese distinto nivel a donde los poetas entran y salen sin poder explicar con qué fórmula se llega, pues aquí no hay un sencillo “Ábrete sésamo” como en el cuento de Ali Baba. Gabriela, más que una “maestra”, como se la designaba en su tiempo, podría considerarse como una embajadora del ser humano.
Libro tomado de: http://www.materialdelectura.unam.mx/