Antes del 1 de febrero, las ciudades de Myanmar eran pacíficas y el país estable. Todo eso se desvaneció repentinamente cuando, a primera hora de la mañana, el golpe militar encabezado por el mayor general Min Aung Hlaing sumió al país en una inestabilidad prolongada y letal.
El ejército de Myanmar, que ha desencadenado todo esto, se enfrenta ahora a una revuelta con profundas raíces. Las hojas de ruta, las constituciones y las elecciones no ayudarán mucho. Se ha abierto una oportunidad para el pueblo de Myanmar, y la está aprovechando.
Khin Zaw Win – Kyaw Zwa Moe
sinpermiso.info
Se está produciendo una revolución política en Myanmar
La resistencia al golpe militar del mes pasado está difuminando las antiguas divisiones de etnia, religión, domicilio y ocupación del país.
El ejército ha tomado el poder de forma descarada, derrocando al gobierno civil electo. Esa es la historia en Myanmar, según una legión de periodistas y analistas políticos occidentales. Hay una irrealidad palpable en estos informes. Por dramático que haya sido el golpe, las secuelas son sísmicas para el pueblo de Myanmar.
Lo que está sucediendo en todo el país es algo más que «protestas masivas», es una revolución en ciernes. Ha tomado forma en el espacio de menos de un mes, como si los elementos estuvieran al acecho. Los miembros de la Generación Z, los nacidos entre finales de la década de 1990 y 2010, están a la vanguardia y es alentador verlo. La resistencia al golpe también está difuminando las antiguas divisiones de origen étnico, religión, domicilio y ocupación. De un solo golpe ha aparecido la comprensión y la unidad de pensamiento y propósito; esto debe mantenerse a toda costa.
Existe cierta preocupación por las diferencias de objetivos, pero yo diría que mejoran el guiso en lugar de restarle valor. Las voces reprimidas durante mucho tiempo, como las de los rohingya y los musulmanes, ahora se ven y escuchan de manera prominente, y las mujeres participan con fuerza(…)
Artículo tomado de: https://sinpermiso.info/
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