García Márquez: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (Descargar Libro)

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García Marquez

La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su desalmada abuela es una novela corta o cuento largo escrito por Gabriel García Márquez en 1972 y publicado por primera vez en1978.

Es una obra en la que se trata ampliamente el tema de la prostitución de menores en el Caribe Sudamericano. Narra la historia extendida de Eréndira, una joven criada por su abuela desde que murió su padre. Eréndira sirve como empleada doméstica a su abuela para justificar su estadía en la casa al grado extremo de la explotación; su historia se complica aún más cuando incendia la casa de su abuela accidentalmente ya que la vieja decide prostituirla hasta conseguir que pague el valor total de la casa hecha cenizas.

También se puede interpretar como una metáfora de García Márquez entre la explotación de los países menos desarrollados (Eréndira) por parte de países desarrollados (La abuela).

Libro tomado de: http://biblio3.url.edu.gt/

Llegando

J.M. Pasquini Durán

Página/12

Comienzan las semanas finales de la campaña, cuando los ciudadanos obligados a votar empiezan a elegir su favorito o el menos malo, de unas boletas que parecen presidenciales –el que importa es el primero– pero después en el recinto tienen todos más voz que voto, no sólo las cabezas de lista. La actual dispersión política demuestra el grado de división a que llegó el sistema de representación que, alguna vez, estaba compuesto por un abanico de no más de una docena de partidos. Hasta que llegó el peronismo, radicales y conservadores disputaban la parcela más grande, mientras que por izquierda competían socialistas, comunistas y ácratas y por extrema derecha algunos grupos violentos que produjeron los primeros pogroms en Buenos Aires. No fue el peronismo, aparecido a mitad del siglo pasado, el factor divisorio, pero pronto su nuevo electorado masivo derretía de ganas por tenerlo a los amigos, adversarios y enemigos, civiles y militares. La historia de la política nacional de las últimas seis décadas podría ser contada como una serie de folletines acerca de los reales y ficticios quiebres del peronismo y de los supuestos (y múltiples) herederos. Hasta hoy continúa esa caza del tesoro, pero el peronismo suele defraudar a los aspirantes porque después de las rencillas de campaña vuelve a reunirse y a medida que pasa el tiempo el metabolismo partidario comienza a evacuar a los que hasta ayer ocupaban posiciones privilegiadas, dando lugar a una renovación de cuadros aun en los más altos niveles.

La alianza Macri-De Narváez, que suele presentarse como el segundo peronismo, tiene mucho de segundo pero es difícil que logre penetrar la dura caparazón del número uno. Por el momento está recibiendo, tal vez, el malestar de las clases con mayor influencia peronista pero que no están conformes con la evolución de la gestión gubernamental, seducidos a veces por una maciza y sostenida publicidad de ataque contra la Casa Rosada, al desgaste natural de seis años de uso intensivo del material y a los desaciertos cometidos por la obra y la palabra del Poder Ejecutivo. Existe buena obra para mostrar, como lo hacen sin fatiga los discursos oficiales, no hay duda; por un lado buena parte de las medidas se refieren al período Néstor, con lo cual confirman que ésta es una reelección disimulada, como negaron los primeros meses, y por otro las del período Cristina pura no han alcanzado la envergadura y el impacto de su antecesor.

Puede ser, también, que no hayan sido vendidas, para usar la jerga publicitaria, con el lenguaje y el énfasis indispensables. En ese sentido, los modos de la presidenta Cristina, propios de la tribuna parlamentaria, han sido usados para desacreditar su capacidad de gobernante. En ese mismo rango fueron chusmeados todos los elementos de su vestuario, sin descuidar ni uno solo, hasta el punto que de publicaciones noticiosas destinaron páginas enteras para ese tipo de recuentos. Esa fue materia prima para las manufacturas de desprestigio entre capas altas y altas medias, de esas que se visten de campo en alguna filial de una tienda especializada para asistir a los mítines de «la mesa de enlace» o a las fiestas de la rural. El peso propio de esas napas sociales filtró parte de sus temores y prejuicios a capas más bajas, influenciadas también por las atronadoras campañas de TV sobre la inseguridad y el crimen. El AMBA (Area Metropolitana) fue convertida en la versión moderna de la Chicago de Al Capone.

Pese a las estadísticas que de tanto en tanto exhiben, los funcionarios dedicados a combatir el delito no han logrado atenuar la sensación extendida del crimen, en sus múltiples rostros, debido a que los delitos existen, cada vez con mayor violencia, y en muchos de ellos participan miembros policiales. Pese a las «purgas» de la gestión de Arslanian en la Policía Bonaerense y a ciertos actos represivos en los últimos tiempos, no se recupera confianza pública porque, como sucede en muchos otros países, a lo sumo la sociedad confía en fiscales y jefes de oficiales electos por el voto directo y no por el dedo del caudillo de ocasión. Este tipo de hombres de ley no tendrían más remedio que vigilar a los jueces porque Su Señoría hoy tiene la última palabra y nadie la cuestiona en nombre del derecho. La designación por el voto, lo que permite el premio y el castigo pero sobre todo obliga a pensar en una tarea que hoy parece lejana, y la sindicalización de la tropa, como en Italia, donde han peleado contra el terrorismo armado y hoy en día contra el narcotráfico sin violar la ley y contra mafias organizadas a un nivel que aquí no se conoce. No hubo ninguna huelga policial que haya dejado zona liberada de la manera que suele ocurrir con tanta frecuencia por estos pagos, donde no hay sindicato policial ni fiscal elegido por voto libre.

Son experiencias a realizar pero indicarían al menos el deseo de innovar para que mejore la calidad de vida de los ciudadanos, hoy llamados a votar bajo la presión del último delito que sucedió en la cuadra o en el barrio. El famoso voto volátil que se atribuye a las clases medias este año amenaza repetirse, bajo el chicote de la campaña del campo, aunque nadie volvió a reflexionar, pasado el tiempo, sobre quién tenía más razón en sus argumentos sobre las retenciones y los beneficios para pequeños y medianos productores, porque esa batalla no se dio por el campo sino para desgastar al Gobierno y éste no tuvo la sensibilidad necesaria para advertirla y se dejó arrastrar a una división ridícula que llegó a las ciudades montada en el temor al desabastecimiento y al final del campo como fuente de empleo, con éxodos de familias hacia los suburbios de las grandes ciudades, mientras los políticos del oficialismo regresaban a sus años juveniles al grito de «abajo la puta oligarquía». Tampoco la seguridad urbana preocupa tanto como dicen los propagandistas del miedo, pero es una campaña efectiva a lo largo y a lo ancho de la sociedad para dividir las sensaciones de miedo y de indignación entre pobres y ricos, mientras los políticos discuten sobre la futilidad o no de las candidaturas testimoniales o cómo van a reformar de nuevo al Consejo de la Magistratura.

El Gobierno sostiene que hay dos modelos en opción para los comicios del 28 de junio: el propio, de trabajo y producción, y el de los otros, que regresaría a la nefasta década del ’90, con su oleada de privatizaciones y desempleo. Como suele pasar en la política, ninguna afirmación es absoluta, en especial cuando cada país está sometido a la desazón de la hecatombe financiera y económica internacionales. De cualquier modo, la propuesta gubernamental no carece de sentido porque sin esas condiciones básicas saldrá peor que Alfonsín antes del velorio. Y todavía le faltan dos años muy largos para cumplir el mandato.

La oposición tiene la oportunidad de posicionarse para las presidenciales del 2011, pero también para ello falta mucho tiempo hasta llegar a esa meta. Las encuestas, por el momento, tampoco les ayudan, porque la declaración del voto volátil tiene la fragilidad de un compromiso que se hace recién en las últimas horas previas al acto. De acuerdo con los resultados, así será el destino de las alianzas y frentes que por ahora se prometen amor para siempre. Desde luego, todas estas reflexiones comienzan a asomar en las tertulias familiares, más preocupadas todavía por los problemas cotidianos, por esa maldita sensación de no saber qué desgraciada aventura les espera a lo largo de la jornada. Y lo peor, la seguridad de que mañana no tendrá más remedio que conformarse con narrarla a familiares y amigos, porque el desamparo es la primera sensación con la que todos tropezarán al entrar al cuarto oscuro.

 

Argentina: Vigilancia preventiva en la sociedad del miedo

Raquel Schrott – Ezequiel Miodownik

BIODIVERSIDADLA

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Vamos hacia arquitecturas cada vez más carcelarias y vamos hacia el modelo de la vigilancia preventiva. Te vigilo para que no hagas, te vigilo para que no te reúnas, te vigilo para que no hables con tu vecino, te vigilo para que no te movilices, para que te quedes en tu casa, yo te cuido. Vamos hacia arquitecturas cada vez más carcelarias y vamos hacia el modelo de la vigilancia preventiva. Te vigilo para que no hagas, te vigilo para que no te reúnas, te vigilo para que no hables con tu vecino, te vigilo para que no te movilices, para que te quedes en tu casa, yo te cuido.

Recientemente, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires inauguró el «Centro de Monitoreo Urbano», un emprendimiento que según nos explica el blog (1) del propio gobierno es el «más grande, importante y moderno del país». En esta instalación se montaron 20 puestos de control con 50 operadores que trabajarán 24 horas por día los 365 días del año, monitoreando la actividad de 170 cámaras iniciales que comienzan a transmitir sus imágenes al centro de monitoreo. El centro constituiría «un gran avance en la seguridad de los vecinos de la ciudad», que se sumará a emprendimientos similares desparramados por las capitales más populosas del mundo luego de haberse desatado la guerra global contra el terrorismo, la fiebre de la inseguridad y la cultura del miedo hacia «los otros».

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Moda fascista

ABN/ Haaretz 

Observen el siguiente diseño que lucen con orgullo los soldados israelíes, fundamentalmente los pertenecientes a batallones de francotiradores.

 

El texto, en inglés, dice «un disparo, dos muertos» y acompaña a una mujer palestina (embarazada) en el objetivo de una mira telescópica. 

No es un montaje. Lo muestra el diario israelí Haaretz en un artículo publicado ayer en su web.

Hay otros modelos con mezquitas bombardeadas, mujeres violadas, madres llorando sobre las tumbas de sus hijos y hasta una pequeña historieta con un bebé palestino que crece hasta convertirse en un muchachito combativo y después en un adulto armado, junto al texto «no importa cómo comience: nosotros lo acabaremos». 

A confesión de parte, relevo de pruebas. No conformes con violar, asesinar y torturar de manera evidente, ahora lo promocionan en su vestimenta. 

Moda fascista israelí 2009. No es de otoño, primavera o verano. La llevan en cualquier momento del año. Y lo hacen desde hace décadas.

Si bien los oficiales israelíes niegan que miembros de las diferentes unidades castrenses vistan este tipo de ropa, un soldado de la Unidad de Combate Givati reveló esta semana que, al final de 2008, su unidad mandó imprimir docenas de camisetas con algunos de los eslóganes racistas. 

Preguntado por si la orden final para aprobar la vestimenta procedía de los altos mandos, el soldado aseguró que «estas compras suelen estar supervisadas por algún oficial», aunque «no en todos los casos». 

Las tropas israelíes comenzaron a imprimir las franelas con consignas racistas acompañadas de atroces imágenes luego de la última invasión contra la Franja de Gaza, que duró 22 días, y causó la muerte de más de 1.300 palestinos y 5.000 heridos. 

El diario israelí Haaretz reveló que las franelas utilizadas por el batallón de soldados Lavi lleva la frase «Vinimos, vimos, destruimos!». 

«Hay una percepción de que los palestinos no son personas ni tienen derechos y, por tanto, nada se puede hacer con él», señaló el sociólogo de la Universidad Bar Ilan, Orna Sasson-Levy. El especialista aseveró que dentro de la sociedad israelí existe un proceso de radicalización contra el pueblo palestino y los soldados son los principales en impulsarlo.