
(15,5 x 22,5 cm) 448 páginas
- Prólogo
- Bettina Levy
- Pensamientos indígenas en nuestra América
- Ladislao Landa Vásquez
- América Latina en la conformación de la economía-mundo capitalista: las transferencias de excedente en el tiempo largo de la historia y en la época actual
- José Guadalupe Gandarilla Salgado
- Pensamento latino-americano e o sistema mundial
- Carlos Eduardo Martins
- El paradigma renaciente de América Latina: una aproximación sociológica a legados y desafíos de la visión centro-periferia
- Alfredo Falero
- Vida, muerte y resurrección de las «teorías de la dependencia»
- Fernanda Beigel
- El pensamiento latinoamericano en el campo del desarrollo del subdesarrollo: trayectoria, rupturas y continuidades
- Cecilia Nahón, Corina Rodríguez Enríquez y
- Martín Schorr
- Pensamiento Crítico y el debate por las ciencias sociales
- en el seno de la Revolución Cubana
- Néstor Kohan
(fragmento)
La producción académica en ciencias sociales en América Latina en las décadas del cincuenta y del sesenta dio como fruto nuevas y originales corrientes teóricas, que han dejado una impronta significativa en la economía, la sociología y la ciencia política. El pensamiento latinoamericano en estas áreas del conocimiento aportó innovación, espíritu crítico y rigurosidad, favoreciendo el avance científico en aspectos nucleares de las mismas, al tiempo que realizó una contribución decisiva en el diseño y la implementación de políticas públicas en la región.
En este trabajo se argumenta que uno de los aportes sustanciales de la producción latinoamericana de la época fue su papel en la constiCecilia
tución de un novedoso campo de estudio en las ciencias sociales: el aquí denominado «campo del desarrollo del subdesarrollo»1. Este campo ocupó desde su conformación hasta la actualidad –aunque con cambios sustantivos en su enfoque– un lugar central en la reflexión en, y en la praxis de, las ciencias sociales, tanto dentro como fuera de América Latina.
La centralidad y la influencia del pensamiento latinoamericano en la gestación y transformación de este campo de estudio motivan el presente ensayo. El principal propósito del mismo es examinar las continuidades y rupturas en el pensamiento sobre el desarrollo del subdesarrollo en América Latina, desde la segunda mitad del siglo pasado hasta la actualidad, como una forma concreta de aproximarse al interrogante más general respecto de los legados teóricos de las ciencias sociales en la región.
La elección de focalizar el trabajo en la trayectoria del campo del desarrollo del subdesarrollo se fundamenta en una razón doble: por un lado, en el legado imborrable dejado por el pensamiento latinoamericano dentro de este campo de estudio en la etapa bajo análisis –así como en las políticas públicas implementadas en el subcontinente– y, por otro, en la relevancia alcanzada por este campo dentro de la agenda de discusión de las ciencias sociales en América Latina, tal como lo atestigua la prolífica literatura generada a lo largo del período referido. En particular, el presente ensayo se concentrará en la evolución del pensamiento latinoamericano en dos disciplinas de las ciencias sociales, la economía y la sociología, cuya producción teórica y análisis empíricos en el campo bajo análisis alcanzaron especial relevancia.
Ahora bien, ¿en qué consiste el campo del desarrollo del subdesarrollo? El mismo aborda el estudio de las causas y los determinantes de los procesos de desarrollo económico, político y social, así como la búsqueda de las políticas concretas que los potencien, en un tipo particular de sociedades, las denominadas sociedades subdesarrolladas. La génesis de este campo de estudio se puede ubicar a mediados del siglo pasado, en el marco de la reconstrucción europea de posguerra y la conformación del sistema internacional de Bretton Woods. La novedad fundamental del mismo radicó en que la reflexión sobre el desarrollo trasladó su mirada y objeto de estudio desde las regiones más ricas e industrializadas del mundo hacia las menos desarrolladas y más pobres del planeta.
El aquí llamado «campo del desarrollo», constituido con el nacimiento mismo del sistema capitalista, es el antecesor directo de este nuevo campo de estudio2. Por campo del desarrollo se entenderá a aquel consagrado a la discusión y reflexión teóricas sobre las causas y determinantes del desarrollo material de las sociedades capitalistas en general. El surgimiento del modo de producción capitalista, entre los siglos XVI y XVIII, creó necesariamente junto a él a la disciplina encargada del estudio científico de sus leyes de funcionamiento y transformación: la economía política. El notable avance de las fuerzas productivas, el aumento permanente de la productividad del trabajo y la inconmensurable creación de riqueza que inauguró la era del capital hicieron posible la aparición de la idea de progreso material y, junto con ella, la noción de que el crecimiento económico podía ser promovido (Larrain, 1998). Esta idea no poseía antecedentes en sociedades previas, en las que las fuerzas productivas se encontraban limitadas por los vínculos de dependencia personal que dominaban la organización social. La Ilustración ya había sentado las bases filosóficas para la concepción de que el destino de la sociedad moderna no estaba en manos de Dios, sino que dependía del comportamiento humano. La nueva disciplina de la época, la economía política, encarnó estas ideas, aportando los elementos teóricos y prácticos necesarios para el conocimiento del proceso de desarrollo del nuevo orden social y de sus leyes de transformación.
Los primeros y más precarios exponentes del campo del desarrollo
consagrado a la discusión y reflexión teóricas sobre las causas y determinantes del desarrollo material de las sociedades capitalistas en general. El surgimiento del modo de producción capitalista, entre los siglos XVI y XVIII, creó necesariamente junto a él a la disciplina encargada del estudio científico de sus leyes de funcionamiento y transformación: la economía política. El notable avance de las fuerzas productivas, el aumento permanente de la productividad del trabajo y la inconmensurable creación de riqueza que inauguró la era del capital hicieron posible la aparición de la idea de progreso material y, junto con ella, la noción de que el crecimiento económico podía ser promovido (Larrain, 1998). Esta idea no poseía antecedentes en sociedades previas, en las que las fuerzas productivas se encontraban limitadas por los vínculos de dependencia personal que dominaban la organización social. La Ilustración ya había sentado las bases filosóficas para la concepción de que el destino de la sociedad moderna no estaba en manos de Dios, sino que dependía del comportamiento humano. La nueva disciplina de la época, la economía política, encarnó estas ideas, aportando los elementos teóricos y prácticos necesarios para el conocimiento del proceso de desarrollo del nuevo orden social y de sus leyes de transformación (…)
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