
Se trata de un libro cuyo objetivo es sistematizar interrogantes más que de ofrecer respuestas que «cierren» prematuramente y ex cathedra un debate en curso. Temas tales como la teoría del conocimiento, la noción de «objetividad», las múltiples formas de la complejidad, las nuevas concepciones sobre la «racionalidad», la cuestión de la turbulenta –y casi siempre ignorada– relación entre ciencia, valores y política, y la superación de la dicotomía dieciochesca entre ciencias naturales y ciencias sociales forman el entramado de una larga y apasionante discusión sobre esa revolución que con justa razón los autores caracterizan como «inadvertida», pese a que sus efectos están cambiando radicalmente nuestra manera de conocer el mundo y, como si lo anterior no fuera suficiente, de relacionarnos con él.
Prólogo Atilio A. Boron
Fragmento
La crisis del paradigma convencional de las ciencias sociales es inocultable, y su superación atrae las energías de las mentes más lúcidas de estas disciplinas. El desfalleciente paradigma tiene dos pilares, uno sustantivo y otro metodológico.
El primero postula de manera implícita el carácter «natural», y por ende sociológicamente necesario, de la sociedad capitalista. Esta sería la única compatible con las características distintivas del ser humano: su racionalidad, su impulso adquisitivo, su indomable competitividad.
El corolario de esta premisa es la exaltación de su «inmortalidad» como modo de producción: hubo en el pasado otras formas de organización económico-social, pero con el advenimiento de la sociedad burguesa hemos accedido al peldaño más elevado de la evolución humana. Hubo historia, pero ya no la habrá más. Tal como lo advirtiera Marx a propósito de la «economía vulgar» –claramente diferenciada de la Economía Política Clásica de Adam Smith y David Ricardo–, lo que hace el saber convencional de las ciencias sociales no es otra cosa que entonar los himnos triunfales en la ceremonia donde se consagra la eternización del capitalismo, produciendo de ese modo un daño irreparable a su capacidad para ofrecer una interpretación científica, no digamos crítica, de la realidad social.
El segundo pilar del paradigma tradicional es metodológico, y será objeto de cuidadoso estudio en las páginas que siguen. Según el mismo, el único método aceptable para el estudio de la sociedad es el positivista, entendiéndose por tal el conjunto de procedimientos y enfoques que guiaron el desarrollo de las ciencias naturales en los siglos XVIII y XIX. Este canon metodológico se destaca por postular, entre otras cosas, una insuperable escisión entre sujeto investigador y objeto investigado; una rígida separación entre pasado y presente, es decir, entre historia y actualidad; una estricta demarcación entre un «saber racional» y los demás, confinados a la nebulosa esfera de los mitos y las leyendas insanablemente opuestos al espíritu científico; y una estrategia de permanente fragmentación de todos los ámbitos de la realidad física y cultural que origina un sinfín de disciplinas, especialidades y sub-especialidades, las cuales, incapaces de percibir la unidad compleja y contradictoria de lo real, fracasan a la hora de tener que ofrecer un adecuada interpretación y comprensión de los problemas analizados (…)
- Sotolongo Codina, Pedro Luis; Delgado Díaz, Carlos Jesús.
- La Cátedra Florestan Fernandes de CLACSO. https://www.clacso.org.ar/
- Pedro Luis Sotolongo Codina; Carlos Jesús Delgado Díaz. 2006
- ISBN 987-1183-33-X
- Buenos Aires, 9 de enero de 2006
Descargar Libro: La revolución contemporánea del saber y la complejidad social.