La globalización y el Consenso de Washington: sus influencias sobre la democracia y el desarrollo en el sur (Descargar Libro)

la-globalizacion-y-el-consenso-de-washington
Gladys Lechini (comp.)
 
Marco Gandásegui, Alicia Girón, Arturo Anguiano, Helmy Sharawy, Patrick Bond, Mammo Muchie, Beluce Bellucci, Walden Bello, Virginia Miralao, Utsa Patnaik, Romer Cornejo

 ISBN: 978-987-1183-91-3.

(Programa Sur-Sur)

CLACSO, 

http://www.clacso.org.ar/

Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires. septiembre. 2008.

INDICE

  • -Introducción
  • -Los procesos globales y sus efectos sobre América Latina. Mundos policéntricos vs. mundos perturbados
  • -Fondo Monetario Internacional: de la estabilidad a la inestabilidad. El Consenso de Washington y las reformas estructurales en América Latina
  • -México: Contradicciones e incertidumbres de un proceso democrático trunco
  • -La globalización liderada por Estados Unidos como el mayor obstáculo para el desarrollo de la democracia en el Mundo Árabe y en África
  • -El saqueo de África
  • -El impacto del Consenso de Washington sobre la estabilidad democrática: el caso de
  • -Etiopía
  • -Tudo e nada: a aposta do capital em Moçambique
  • -La crisis global de la legitimidad de la democracia liberal
  • -Globalización, democracia y desarrollo: Algunos modelos asiáticos y la experiencia filipina
  • -Teorías sobre la pobreza y la seguridad alimentaria en la era de las reformas económicas
  • -La participación política y los desafíos de las nuevas democracias: notas sobre China y Taiwán

 

(Fragmento)

Desde comienzos de los ochenta, las políticas de ajuste estructural fueron introducidas en el Sur para llevar a cabo las «reformas» que solucionarían sus dificultades históricas para alcanzar el desarrollo.

Sin embargo, las recetas ortodoxas de estabilización y ajuste estructural no contribuyeron a la resolución de los problemas, sino que por el contrario, se convirtieron en factores que profundizaron la dinámica de las crisis y empeoraron la situación en la mayoría de los países del Sur, reforzando las dificultades existentes y generando otras nuevas.

En este proceso de ajuste, las Instituciones Financieras Internacionales (IFI`s) jugaron n rol clave de carácter dual. Por un lado, un rol económico, promocionando e implementando la agenda neoliberal en un amplio espectro de mercados e instituciones económicas. Por el otro, asumieron un rol político, ayudando a «disciplinar y alinear» a los gobiernos nacionales dentro de los estrechos límites establecidos por el Consenso de Washington.

En este contexto, las instituciones financieras se convirtieron en canales críticos para permitir la ingerencia de una estructura hegemónica internacional –liderada por fuerzas políticas y económicas globales- en el diseño de políticas y agendas domésticas de estados supuestamente soberanos, creando nuevas formas de subordinación y control. Consecuentemente, el abandono de las políticas ortodoxas se ha convertido en un asunto crucial para el futuro de la democracia y el desarrollo en el Sur.

Para abordar estos problemas desafiantes y discutir cuestiones concernientes al proceso global y al rol de las instituciones financieras internacionales en el diseño de la nueva estructura internacional se reunieron en Caracas académicos de África, América Latina y Asia. También examinaron problemas más específicos relacionados al impacto de las políticas de ajuste estructural sobre la pobreza y la exclusión social y la difícil tarea de reconciliar la democracia y el desarrollo, considerando los casos concretos de México, Etiopía Mozambique, India, Filipinas, China y Taiwán. 

Descargar Libro. La globalización y el Consenso de Washington: sus influencias sobre la democracia y el desarrollo en el sur 

Cuba vuelve a la OEA después de 47 años

Página/12

Los cancilleres que participan en la XXXIX Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) alcanzaron un acuerdo para derogar de forma consensuada la expulsión de Cuba, aprobada en 1962. El ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Fander Falconí, informó que «la resolución no involucra ningún tipo de condicionamiento».

«Que la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962 en la octava reunión de consulta de ministros de Relaciones Exteriores, mediante la cual se excluyó al gobierno de Cuba (…) queda sin efecto en la Organización de Estados Americanos», dice la resolución leída por la canciller de Honduras y presidenta de la asamblea, Patricia Rodas.

«Que la participación de Cuba en la Organización de Estados Americanos será resultado de un proceso iniciado a solicitud del gobierno de Cuba», dice el segundo artículo del texto, que le entrega la iniciativa a Cuba para materializar su reincorporación.

Luego de que Rodas leyera el primer artículo de la resolución, los delegados aplaudieron en señal de aprobación unánime. 

Fidel: «Cuba ha sido y será intransigente en la defensa de sus principios»

Página/12

El ex presidente cubano Fidel Castro advirtió que la isla seguirá siendo «intransigente en la defensa de sus principios», en respuesta a los condicionamientos presentados por EEUU para admitir su reincorporación a la Organización de Estados Americanos (OEA). 

«Cuba no es enemiga de la paz, ni reacia al intercambio o la cooperación entre países de diferentes sistemas políticos, pero ha sido y será intransigente en la defensa de sus principios», escribió el líder caribeño en un artículo publicado hoy en la prensa.

Tanto Fidel como Raúl Castro, actual presidente de la isla, siempre han rechazado el regreso de Cuba a la OEA.

En otro artículo publicado ayer Castro calificó de «humillante y prepotente advertencia» las condiciones impuestas por Estados Unidos a Cuba de cambios sobre derechos humanos y movimientos hacia la democracia para reabrir las negociaciones sobre migración.

Respecto de la Asamblea General de la OEA, que sesiona en Honduras, el ex presidente cubano alabó la «batalla» que «es sin duda dura» librada allí por Venezuela, Honduras, Nicaragua y Paraguay, actitud que califica como «proeza de los más rebeldes».

El presidente venezolano, Hugo Chávez, instó a su canciller, Nicolás Maduro, a «mantener firmemente que no puede admitirse resolución alguna que condicione la derogación de la injusta sanción contra Cuba. Nunca se vio tanta rebeldía», escribe Castro. Afirmó que «muchos países dependen del dedo índice de una mano del Gobierno de Estados Unidos apuntando al Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo o cualquier otra dirección para castigar rebeldías».

A su juicio, el discurso pronunciado por el presidente hondureño, Manuel Zelaya, «contiene principios que pueden pasar a la historia».

El 2 de junio de 2009, dijo Fidel, «será recordado por las futuras generaciones».

Castro acusa a la OEA de haber sido «cómplice de todos los crímenes cometidos contra Cuba».

«Es ingenuo creer -añadió- que las buenas intenciones de un presidente de Estados Unidos justifique la existencia de esa institución que abrió las puertas al caballo de Troya que apoyó las Cumbres de las Américas, el neoliberalismo, el narcotráfico, las bases militares y las crisis económicas».

 

China rechaza la hegemonía estadounidense del G-2

Alfredo Jalife-Rahme

La Jornada

 

Europa busca la creación de un bloque económico con Estados Unidos para asegurar la preminencia sobre China. (Foto Reuters)

Antecedentes: durante el paroxismo de la unipolaridad de Estados Unidos, según Pierre Hillard, especialista francés en relaciones internacionales, el sector privado alemán en el seno de la OTAN lanzó el proyecto hegemónico del G-2: «creación de un verdadero bloque económico euroestadunidense todavía más estructurado que el G-7 (…) para asegurar la estabilidad económica mundial y la preminencia sobre China y los países emergentes» (Réseau Voltaire; 20/5/09).

Con el fin de que el matrimonio euroestadounidense tuviese éxito «Estados Unidos tendría que compartir su liderazgo con su socio europeo», lo cual llega hasta la creación de una moneda común transatlántica, después de haber realizado la doble unificación monetaria (el «amero») y centralbanquista norteamericana entre Estados Unidos, Canadá y México (¡súper-sic!).

Como consecuencia del tsunami financiero global provocado por Wall Street, el eje anglosajón parece haber abandonado a Europa y ahora pretende incorporar como nuevo socio a China al espejismo del G-2, en preámbulo del nuevo orden mundial (ver «Brzezinski: del G-20 al G-2 para cambiar al mundo», Bajo la Lupa; 26/4/09).

Hechos: en la reciente onceava cumbre sino-europea celebrada en Praga, el primer ministro chino Wen Jiabao (WJ) «rechazó (¡súper sic!) el concepto del G-2 que comprende a Estados Unidos y a China», según la reseña de Jian Junbo (JJ) del People’s Daily (29/5/09).

No pudo haber existido mejor selección de parte de WJ que Praga, otrora foco civilizatorio católico que se ha extraviado en el caduco unilateralismo misilístico y teológico de Estados Unidos.

WJ actuó estupendamente ya que cualquier equívoco al respecto puede resultar contraproducente a los intereses globales chinos cuando Pekín ha lanzado vectores multipolares con el resto del mundo y, en particular, con Brasil, con quien ha establecido una complementariedad geoeconómica de alcances estratégicos que ha sacudido las entrañas comerciales del planeta (ver «Brasil y China Desechan al Dólar»; Geoeconomía Mensual; El Financiero; 25/5/09).

JJ puntualiza que es la primera vez que un líder chino ha comentado públicamente la noción del G-2 cuando un buen número tanto de funcionarios (sic) como de centros de pensamiento chinos han puesto en duda la aplicación práctica del neologismo «Chimerica» (simbiosis de «China» y la «América» estadounidense).

La quimera de «Chimerica» es una alucinación más de los desfasados neoliberales anglosajones y hasta de geoestrategas de peso como Zbigniew Brzezinski: ex asesor de seguridad nacional de Carter y ahora muy cercano a Obama, quien impulsó el G-2 el pasado enero durante el trigésimo aniversario del establecimiento de relaciones entre Estados Unidos y China.

JJ evidencia la visión británica del ministro de relaciones exteriores David Milliband, quien «predijo que las próximas décadas China sería uno de los dos poderes que cuentan» y «todo dependía de Europa si deseaba cambiar el G-2 por un G-3».

Los círculos belicosos anglosajones, con vocación mercantilista y/o neoliberal, desechan con la mano en la cintura a potencias (re) emergentes, de la talla de Rusia, India y Brasil, como si a Washington y a Londres les incumbiese solos el diseño divino del nuevo orden mundial en gestación que, por necesidad imperativa, es multipolar y no bipolar; ni siquiera tripolar.

JJ cuestiona la viabilidad de un G-2 que «no ha sido claramente definido» y que busca «establecer la agenda de las relaciones internacionales (…) que se asemejaría a una hegemonía mundial».

Pese a su nuevo estatus, bien ganado a pulso, al haberse colocado en los primeros sitiales de varios rubros de su notable desempeño en el planeta, » China no tiene la capacidad ni el deseo (sic) de convertirse en miembro del G-2″, a juicio de JJ, quien destaca que «China también puede ser vista como un país pobre y subdesarrollado con un PIB per capita, que se encuentra en el ranking global número 104, según datos del Banco Mundial de 2008», lo cual es relativamente verdadero hasta cierto punto.

A nuestro juicio, lo que menos les importa a Wall Street y la City es la enorme disparidad económica y social de China, por lo que la dupla anglosajona ha puesto la mira en capturar sus pletóricas reservas de divisas (las primeras del mundo) para nutrir el parasitismo consuetudinario del neoliberalismo global.

JJ se arroja al suelo sin deseos de que lo recojan para recordar que China es todavía «un país en vías de desarrollo», mientras coloca en relieve «los mayores avances de Estados Unidos en casi (sic) todos los sectores económicos y en el poderío militar y el poder-suave (‘soft-power’)», por lo que «no existe comparación entre China y Estados Unidos en el poderío integral».

El G-2 rebasa la «capacidad y las ambiciones de China», ya no se diga cuando «muchos (sic) académicos chinos temen que en el G-2 China pueda ser enredada en una estructura construida por Estados Unidos y que obligaría a contribuir con mayores aportaciones económicas y sociales superiores a sus posibilidades». JJ agrega que el G-2 atenta contra » los principios básicos de China como el multilateralismo y el deseo de un orden mundial multipolar».

Pregunta en forma ingenua; «¿Quién le ha conferido dado el poder o la autorización a Estados Unidos para crear el G-2?» Como decimos coloquialmente: pues el mismo Estados Unidos «por sus pistolas» unilaterales, sin percatarse de su impotencia global.

En forma romántica, JJ aduce que el G-2 sería rechazado en un » referéndum global» cuando «ningún (¡súper-sic!) país, excepto Estados Unidos, desea ver la emergencia de una pax chimeramericana». Ahora sí que JJ no está actualizado del estado masoquista de ciertos países del planeta y le podemos enumerar muchísimos, entre ellos el «México neoliberal» calderonista.

En resumen: con el G-2 China «dañaría su imagen» y «sería el blanco de los movimientos antihegemónicos y antimperiales», en un contexto de franco «antiamericanismo global», además de «amenazar a la sociedad civil global», por lo que sería mejor optar por el G-20 y la ONU, pese a sus deficiencias.

Concluye juiciosamente que «el G-2 no le haría ningún bien a otros países y potencias, especialmente a las crecientes estrellas (sic) industriales como India, Rusia y Brasil». ¡Olé!

Epílogo: en esta fase de la decadencia multidimensional del eje anglosajón, el G-2 representa, a nuestro humilde entender, una trampa del tamaño de la Vía Láctea que, por fortuna, no se tragan los altos funcionarios ni los académicos chinos.

Y decimos «por fortuna» porque la claudicación de China a los enredos anglosajones del G-2, una unipolaridad encubierta con el fin de salvarse de los infiernos unilaterales que prohijó, aplazaría el imperativamente urgente requilibrio armónico del planeta que teóricamente estaría mejor bajo la multipolaridad plural donde el BRIC (Brasil, Rusia, India y China) tendría mejores oportunidades de florecer.