Juan Francisco Coloane
Argenpress. info

La devastación de una aldea afgana produciendo más de cien víctimas civiles a causa de un bombardeo, y la penetración de fuerzas talibanes en Pakistán se anuncian en los medios como un «severo revés de Barack Obama».
Aquella frase «revés de Obama en Afganistán», por la sonoridad refleja la percepción distorsionada sobre Afganistán como problema político y que aparece tan inconmensurable como imposible de asir.
Como que el objetivo de resolver el problema político se desvía en el imponderable de enfrentar militarmente la agresividad de un contingente, los talibanes, claramente más débil en el volumen del arsenal bélico, pero con el objetivo político más definido: contener la invasión de una fuerza extranjera.
En este sentido, tanto en Pakistán, donde se filtró explosivamente el nacionalismo Taliban, como en Afganistán, la defensa territorial llevada al extremo de la violencia frente a la ocupación extranjera, deja de ser el expediente clásico al que se le atribuye cierto primitivismo, transformándose en el escenario habitual, indemne al paso del tiempo.
Se observó en los Balcanes, está vivo en Sri Lanka con la resistencia Tamil y en el territorio palestino mientras continúa espaciadamente en Irak. En el corazón de cada patriotismo y nacionalismo a ultranza, está la distorsión que acarrea la violencia, la oscuridad a la que se refería Joseph Conrad, el inconmensurable problema del origen.
Aunque el eje del problema de las relaciones entre EEUU y el mundo islámico continúa descansando en su marcada inclinación a la protección de Israel, en Afganistán el revés de EE.UU. y por extensión, de Occidente, reside en la imposibilidad de resolver el meollo del problema político en su origen.
Este es el que EEUU produce al penetrar políticamente el tejido del complejo mundo tribal y religioso afgano y por extensión pakistaní, para enfrentar la ocupación soviética que comenzó a fines de 1979 y acabó en 1989.
El eje de esta penetración consistió en usar las escuelas islámicas y otras bases de propagación del islamismo para generar efectos multiplicadores en la acción contra la invasión. En el camino crece el extremismo que se expresa hoy en diversas formas, una de ellas en los talibanes.
Un dato importante. Las escuelas islámicas eran ya utilizadas para difundir mensajes de salud y complementar la educación del sistema convencional. En los años 70 y 80, las escuelas coránicas como también se les llama, eran como panacea para difundir mensajes claves de los programas de desarrollo de las agencias internacionales.
Este fenómeno de usar el adoctrinamiento religioso para combatir la invasión se hizo más notorio a comienzos de los 80, cuando diferentes facciones políticas afganas comandaban desde India y Pakistán la resistencia. En políticos de tradición secular, existía la preocupación sobre los efectos del uso de las escuelas coránicas que vivían un ambiente de neutralidad doctrinaria respecto a la política.
Se debatía el posible legado de la liberación a manos de una nueva «ocupación» bajo un ente formado por la mezcla del «orientador extranjero» y la resultante local de un extremismo religioso. En Irán, simultáneamente adquiría fuerza la revolución islámica encabezada por ‘Ayatollah Khomeiny.
Tanto la invasión en Afganistán (1979) así como el inicio de un régimen islámico en Irán (1979), tuvieron un impacto inmenso en India y Pakistán. Trabajando en India durante 1977-1983, pude palpar directamente la instalación del problema de usar las escuelas coránicas para fines políticos. En India comenzaba a ocurrir un fenómeno similar, pero su estructura de negociaciones y la ejemplar tradición cívica del estado indio han podido hasta ahora contenerlo.
La resistencia logra destruir el incipiente tejido político afgano basado en normas seculares que se forma con el fin de la monarquía (1973) y produce dos realidades nuevas.
Primero, se compacta principalmente por obra de think tanks occidentales, la idea de un internacionalismo islámico bajo la égida de la Jihad (guerra santa), cuyo centro original es la Universidad de Dawa («el llamado») y Jihad ubicada a 30 Km. de Peshawar, en la Provincia Norte Occidental de Pakistán.
Segundo, permanece una estructura militar poderosa que llegó a poseer casi un millar de stingers. Toneladas de armamentos fluyeron por Pakistán y Afganistán en compras que EEUU camuflaba a través de gestiones de países aliados, según Mary Ann Weaver que observa la zona desde la década de los 80.
La oficina de prensa de la Casa Blanca ha informado que el presidente Barack Obama pronunciará un discurso el 4 de junio en Egipto para abordar principalmente las relaciones de EEUU con el mundo islámico.
Debido al momento, la iniciativa genera expectativas en relación a la estrategia en Afganistán, si se considera que la inestabilidad en la región afecta a naciones como China, India y Rusia. Se ha planteado que el «problema» con el mundo islámico se sitúa más allá de las guerras que enfrenta EEUU y no se descarta que los tres colosos nombrados participen en la normalización con acciones de mayor peso.
Es difícil encontrar en el registro post segunda guerra mundial que un presidente de EEUU haya pronunciado un discurso de esta naturaleza desde un país islámico. Se escogió Egipto, según la Casa Blanca, por lo que representa y que es útil reiterar: centro gravitacional del mundo árabe e islámico; liderazgo en la región; capacidad de intermediación en los conflictos, para nombrar algunos más relevantes.
El liderazgo de Egipto aparecía contenido a partir de la invasión a Irak en 2003. Como que la proximidad política en algunos planos con EEUU inhibía. Con el cambio en la Casa Blanca, el capital político de Egipto comienza a revitalizarse. Un dato: la Hermandad Musulmana, fundada en Egipto en 1928 por Hasan al-Banna, la organización sunita de poderosa influencia protesta por la visita de Obama. «Recomponer relaciones entre EEUU y el mundo islámico sin solucionar el tema palestino-israelí es inútil», dice una fuente.
Después de tres décadas de intensa penetración extranjera, Afganistán se descompone políticamente por la confrontación bélica arrastrando a una parte de Pakistán en el fenómeno. EEUU aún declina asumir completamente la fabricación de este embrollo, y es probable que al asumirlo resida un buen porcentaje de la solución.
Foto: Afganistán – Integrante holandés de las fuerzas de ocupación de la ISAF OTAN. / Autor: LANDMACHT
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...